Honor
y Gloria a Baltazar Ojeda Negretti (aka
Elías)
Miguel Ángel del Pozo
Alcides la Rosa (aka
Tumuzza)
El
sábado 6 de septiembre (2014) nos
reunimos con la Coordinadora Simón Bolívar (en
el marco de la develación de una estatua en honor a Baltazar Ojeda Negretti, Comandante
Elías) un grupo de sus familiares, amistades, camaradas y representación
del pueblo revolucionario y chavista; entre los presentes se encontraban
aquellos que asumieron responsabilidades históricas en la lucha armada en diferentes
décadas de la 4ta. República.
En
el ambiente se percibían ideales revolucionarios aún en el marco de que algunas
ideas revolucionarias hayan querido imponer la separación de aquellas
realidades revolucionarias en etapas del proceso revolucionario de la lucha militante
por la liberación de nuestra Patria, Venezuela, porque esa expresión de
lealtad, solidaridad, compromiso e ideales imbatibles de actitudes liberadoras y
revolucionaria han permanecido y están permanentemente presentes.
Cuando
se propone que el proceso de esas etapas en revolución empezaría en aquel hecho
histórico de febrero de 1989 podría significar el olvido de aquellos
sacrificios personales y familiares que se desarrollarían durante los años
arriba mencionados porque han significado y aún están presentes en las
cotidianas luchas de nuestros camaradas quienes ofrendaron y están presentes con
sus realidades personales en ese valeroso intento por mantener,
permanentemente, viva la llama de la revolución permanente de la cual el propio
Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, reconocería expresando sus
intencionalidades, en algún momento de reflexión personal, incorporarse a la
“lucha armada revolucionaria”. Curiosidades de la Historia Contemporánea de
Venezuela.
En
el marco de aquella “Ley de Pacificación”
(Rafael Caldera Rodríguez)
algunos de aquellos revolucionarios se verían en la imperiosa necesidad de emigrar allende nuestras fronteras y entre aquellos
emigrantes se encontraría Baltazar, Comandante Elías.
El ser emigrante es una realidad, asumirlo es
otra y mantenerse en los principios revolucionarios guía las cotidianidades de
la “esperanza del retorno a la Patria” y mantener el proceso revolucionario de
“cambios profundos”. Algunos de los emigrantes revolucionarios se adscribirían
a aquellos procesos revolucionarios continental-americanos e internacionales pudiendo
colaborar, en el marco de sus aspiraciones personales, en algún momento en
aquellos procesos históricos, por ejemplo, de aquella revolución pacífica de Salvador
Allende (Chile), en algunas
realidades en el Perú (General
Juan Velazco Alvarado), en Guatemala, El Salvador, Nicaragua.
Pero
nuestra Patria no quedó en el “hombrillo de la revolución continental”. En
nuestras realidades se expresaron aquellas dramáticas realidades en Cantaura, El
Amparo, Yumare como en otras muchas realidades revolucionarias anónimas cuando estudiantes, obreros y empleadas,
campesinos y universitarios graduados ofrendaron sus vidas en favor de este largo y
tortuoso camino por la independencia total en el inevitable proceso histórico
de liberación de nuestra Patria.
No
minimizamos aquellas realidades en rebelión de los sucesos del Caracazo cuando
el valiente pueblo revolucionario se expresaría contra las realidades
socio-económicas venezolanas que imponían tanto la 4ta. República como aquellas
políticas diseñadas y comandadas por el FMI y el Banco Mundial.
En
aquellas realidades del Caracazo verían a Baltazar Ojeda Negretti (Comandante Elías) aportar
sus voluntades revolucionarias recorriendo Caracas a lo largo de su maravilloso
valle, de oeste a este, de norte a sur, explorando realidades en La Guaira,
Guarenas y Guatire, penetrando las calles de Lídice, La Pastora, 23 de Enero,
Catia, Caricuao en permanente angustia revolucionaria buscando y tratando de darle
una dirección política a aquella valiente y corajuda protesta del pueblo urbano
venezolano.
Las
realidades de la Revolución venezolana aún contienen sus “lados oscuros” que
deberían expresarse para que la actual y revolucionaria juventud pueda conocer
y precisar los tiempos históricos que aún no conocen en todas sus dimensiones.
El Comandante Elías junto a otros revolucionarios formarían parte de aquellos
aguerridos fundadores del Partido Revolucionario Venezolano (PRV), partido revolucionario en
el cual, posteriormente, militaría nuestro Comandante en Jefe, Chávez Frías.
En aquel año de 1990 habría un conjunto de
revolucionarios de aquellas décadas pasadas que se sumarían a conjugarse con el
proceso revolucionario que estaba desarrollando Chávez Frías pero que no participarían
en aquella rebelión histórica del “4 de febrero”. Aparentemente, la no
participación podría haberse castrado por una aparente delación aunque, de ser
cierto, se desconoce su veracidad pero aquello no sería un impedimento para que
se sumaran a aquellas realidades que se expresarían durante aquel históricos 27
de noviembre (1992).
Baltazar
Ojeda Negretti en el marco de aquellas realidades de 1994, en el marco de una
operación militar ofrendaría su propia realidad en vida por la consecución de este
proceso revolucionario venezolano. ¿Deberían los bolivarianos, los chavistas,
los revolucionarios olvidar a Baltazar Ojeda Negretti? En nuestra
consideración, en osada actitud, nos permitimos exponer que desconocer las
realidades vividas cuales representaron para el proceso revolucionario
venezolano de Ojeda Negretti sería como tratar de desconocer parte de nuestra
Historia Contemporánea de Venezuela no solo por la persona de Baltazar sino por
todos y todas aquellos revolucionarios que han ofrendado sus vidas y las de sus
familiares por querer alcanzar el bienestar de toda la sociedad venezolana mas
en estas precisas realidades globales cuando se ciernen sobre nuestra Patria,
Venezuela, todas las fuerzas políticas e ideológicas de las derechas nacionales
e internacionales en la búsqueda de volver a Miraflores.
En el marco de nuestras actuales realidades
revolucionarias el pueblo venezolano mantiene en el inconsciente la herencia de
los “Revolucionarios caídos en combate” que se manifiesta en conciencia
revolucionaria cuando esas derechas “pasan la raya roja” como sucedería cuando
el pueblo venezolano a nivel nacional salió
a las calles a exigir el regreso de nuestro Comandante en Jefe, Hugo
Rafael Chávez Frías durante aquel “Abril glorioso”.
Baltazar
Ojeda Negretti, Elías, fue un ciudadano revolucionario de valores, sin
contradicciones en su fuero interno a pesar de las contrariedades que se
expusieron en sus caminares acá y allende, verdadero amigo, desprendido, capaz
de ofrecer su propia vida por un o una
compañera como podrían expresarlo aquellos quienes lo acompañaron en sus diferentes
realidades.
Es
de valor exponerlo cuando el propio Comandante Fidel Castro reconocería en la
persona de Baltazar Ojeda Negretti como uno de
los comandantes de aquellos años tumultuosos revolucionarios con
capacidad de liderazgo. Podemos decir que en Baltazar Ojeda Negretti se expresaba
la realidad del hombre nuevo al cual se refería Ernesto Guevara, el Che. En el marco de esas realidades, el pueblo
venezolano no se permitirá olvidar al Elías militante, aquel cuadro revolucionario siempre comprometido
por la causa revolucionaria, ella fuera en Venezuela, en Chile, Perú, Nicaragua,
El Salvador, Vietnam, en Palestina inclusive en sus relaciones personales con aquellos
afro-americanos que se adscribirían a los Black Panthers (EEUU de América).
Siempre
de alguna manera ayudaba y apoyaba y trabajaba con los movimientos
revolucionarios del mundo y de eso damos fe quienes lo conocimos y de una u
otra manera estuvimos a su lado compartiendo durante esos largos años de lucha.
Por eso es que su pueblo, la gente que compartió con él, la gente que siempre
lo querrá, estuvo a su lado y le rindió ese humilde y merecido homenaje, en un
acto muy sentido y hermoso en un honor, que su pueblo sabe que muy bien, se lo
merece, con la develación de un busto en la Cañada del 23 de Enero, barrio
popular, combativo, emblemático, con el que el Camarada Baltazar Ojeda
Negretti, Comandante Elías, compartió, lucho y amó.
Hablar
del Comandante Elías es, en definitiva, referirnos a la auténtica lucha revolucionaria
de todos los días, de toda la vida. Es hablar de las y los tantos combatientes presentes
y caídos en esa larga, estoica y valiente lucha revolucionaria por la
liberación de nuestra Patria, Venezuela.
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